Su Vietnam (El de Carrió y sus adláteres) fueron las pasadas elecciones de 2009, donde un improvisado Pino le arrebató el favor de las clases medias. Hoy, solo le quedan el petardismo y patetismo de las notas con Majul y los almuerzos con la vieja chota.
Los intentos de Carrió, son como esos pobres boxeadores que han dejado pasar su momento y se empecinan en subirse, una y otra vez, al ring para acertar el golpe que los devuelva a las primeras planas. Esas que nunca llegan, porque el knock out los sorprende cada vez más lejos de la definición por puntos. Esperemos que esta vez no haya que contarle hasta diez y, dignamente, tire la toalla.
Esta iba como corolario a la excelente nota de Majo Sanchez en http://lasnoticiasdemacondo.blogspot.com
Péguense una vuelta, escribe poco seguido, pero cuando lo hace, agarrate
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